lunes

Concurso de relatos "Dar teta es dar vida". Relatos participantes

PEQUEÑOS PLACERES

Siempre me han gustado lospequeños placeres de la vida. ¿Que le vamos a hacer? Uno, que a sus tres años de vida ya sabe lo que le gusta. Tengo claro que me gusta el chocolate, jugar, reír, los besos y abrazos, pasar horas con mi familia y la teta.

Desde que estaba en el hotel de 5 estrellas todo incluido de la barriga de mamá ya disfrutaba con pequeñas cosas como las duchas calentitas, la música, que me cantara o me contara cosas,... También cuando comía cosas dulces, se me alegraba todo el cuerpo.
Creía que la barriga de mamá era lo mejor del mundo, pero cuando nací descubrí una cosa tan dulce y rica como todo lo que ya había conocido dentro de mi mamá, la teta.

Cada vez que tenía hambre, sin tenerlo que pedir, me ofrecía la teta; parecía que me adivinaban el pensamiento. Un delicioso momento de placer. La teta también me acompañaba a la hora de dormir. Era otro rato de paz y placer junto a mamá.
Por entonces yo era aún un bebé, todo el mundo me miraba y decía que se me veía muy agustito mamando. ¡Por supuesto que lo estaba! Con mamá a mi lado, llenando la barriguita y recibiendo mimos y calor, ¿acaso existe algo mejor para un bebé?

Fui creciendo y yo seguía con mi tibia leche alimentándome feliz. Como estaba muy bien de peso nadie dudaba que la leche de mi madre era lo mejor del mundo para mí. Aunque había gente que preguntaba: “¿Y está así solo con teta?”
Yo no sabía que se podían comer otras cosas hasta que un día comenzaron a ofrecerme para postre fruta. Estaba dulce, pero no se podía comparar con la leche de mi mamá . Me gustaba jugar con todos los alimentos que me ofrecían de postre. Me divertía mucho porque como ya tenía la tripita llena de leche, así que tenía buen humor para probar lo que me dejaban a mi alcance.

De pronto algo cambió, la gente ya no sonreía cuando me veían mamar. Ahora si tomaba pecho decían que ya era muy grande para eso, que la leche de mamá no alimentaba o que era vicio. ¿Vicio que és?
Menos mal que mi mamá seguía dándome teta cada vez que le pedía, junto con una sonrisa y un abrazo o besos. Al despertar, al dormir, cuando tenía una pesadilla, y lo mejor de todo cuando algo me dolía o me hacía daño al caerme o golpearme con algo. Y por supuesto, seguía teniendo mi tetita cada vez que tenía hambre.

Incluso una vez que estaba malito y me dolía mucho la tripa pude ponerme pronto bien porque tomaba leche de mamá. Porque excepto la leche calentita de mamá no tenía ganas de comer nada más. Y cada vez que me salían los dientes, ¡con lo que me dolía la boca!, mi mayor consuelo era el pecho de mamá, combinado con sus caricias, besos y palabras cariñosas.

Cuando estábamos en el parque y algún niño se hacía daño yo buscaba a su mamá para que le consolara dándole teta, pero no sé porqué casi ninguna madre daba el pecho a su hijito cuando se caía o se daba un golpe.
Sin embargo, yo veía que la mayoría de los niños me miraba con envidia sana cada vez que yo estaba tomando teta, como diciendo: “¡Qué suerte tienes!”

Más tarde pasó otra cosa, y es que a mi madre le empezó a crecer la barriga. Para tomar teta me costaba un poco coger postura. ¡Es que era una tripa muy grande! Pero nos acoplábamos bien y tenía mi leche siempre que quería.
La gente ahora ya ponían mala cara y preguntaban que iba a pasar con el bebé. ¿Qué bebé? ¿Yo soy el bebé? No, yo ya soy grande.

Después mamá me explicó que en la barriga había un bebé y que cuando naciese el bebé tomaría una teta y yo la otra.
Así lo hicimos, el primer día de vida de mi hermanita ya estábamos uno en cada teta. Yo estaba muy contento de poder compartir esa dulce y tibia leche con mi hermana. Es uno de los pequeños placeres de la vida y estábamos disfrutándolo juntos.

Ahora mi hermana que es bebé solo toma leche y yo como todo lo que quiero además de la teta. Hasta que le salgan los dientes mi hermanita solo tomará teta. Pero me encanta comer con ella teta, juntos, mientras estamos en el pecho nos miramos, sonreímos, nos agarramos las manos, nos tocamos el pelo o nos hacemos caricias. Y a nuestra mamá también la incluimos en nuestros juegos. Y ella mientras nos llena de dulces besos nuestras cabecitas.

Pero hoy estoy triste, me han contado que hay muchos niños que no pueden tomar teta de su mamá porque a su mamá le dicen que no puede hacerlo, que no tiene leche, que el pecho no alimenta. Y les dan una leche que sabe muy mala en unas botellitas de plástico.
Pero más triste me he puesto cuando he sabido que eso les pasa incluso a bebés muy pequeños, con tripitas muy chiquitinas y que están con muchas ganas de estar con su mamá y no les dejan. Seguro que ellos estarían mucho mejor pegaditos a su mamá. Su mamá le daría calor, cariño y mucha teta. Como hacen los canguros y los koalas.

Aunque algo parecido me pasó a mí, me separaron de mamá cuando nací y me llevaron a un sitio extraño donde estaba solo. Estuve allí una eternidad (a mí me lo pareció). De pronto apareció mamá y me dió teta por primera vez. Era lo mejor que me había pasado en mi corta vida. Aquello me consoló y deseé no separarme de ella ni un segundo, pero una señora de verde le dijo que era la hora y debía irse. Me puse a llorar con todas mis fuerzas, quería estar pegado a su piel, oyendo su corazón.¡Con mamá se alejaba mi alimento y mi calefacción!
Menos mal que un rato después ya me llevaron con mamá otra vez y esta vez ya no nos separamos más.

Aunque me he puesto muy contento sabiendo que mi hermanita estuvo sobre el pecho de nuestra mamá y no les separaron. Ojalá todos los niños y niñas pudieran estar así, pegados a la piel de su mamá y con la teta muy cerca.

Lo que no entiendo muy bien es que todo el mundo se empeña en decir que tome mucha leche para crecer y hacerme fuerte, pero me dicen que tome leche de vaca en vez de leche humana, de mi mamá. ¿Y por qué? ¿Son mejores madres las vacas? ¿Será para que me ponga grande como un toro? No se me ocurre otra razón. Pero yo soy un niño, no un ternero.
Y ellos insisten en que a mis tres años tengo que dejar de tomar teta, pero a mí me gusta, y mucho. Es uno de los placeres de la vida.

Laztana

Fotografía de Daquellamanera

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